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Estas hojillas, que podéis bajaros, nacieron en la Parroquia de San Pablo (Fuentepiña, barriada obrera de Huelva) y la siguen varios grupos desde hace años en su reflexión semanal. Queremos ofrecerlas desde la sencillez y el compromiso de seguir a Jesús de Nazaret.
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4 comentarios:
LA FUERZA DE LO DÉBIL (Mc 6,7-13)
Marcos cuenta la elección de los Doce de un modo sencillo y escueto -es el evangelista menos dado a adornar sus relatos-. Jesús elige a doce varones -tantos como fueron los patriarcas de Israel en la antigüedad- y los envía en parejas -estaba escrito en la Ley que no era válido el testimonio de un solo hombre-. Para realizar su misión les entrega el poder de expulsar los demonios -tienen que limpiar el campo para que el Reino de Dios crezca sin obstáculos-. Las instrucciones que les da son bien sencillas: no llevarán otro equipaje que la palabra y lo indispensable para caminar -un bastón y unas sandalias-, aceptarán humildemente la hospitalidad que les ofrezcan y dejarán en paz a quienes les rechacen.
La Iglesia -en los inicios del III milenio- se encuentra ante la tarea de la Nueva Evangelización y los evangelizadores -buscando la mayor eficacia del esfuerzo- corren el riesgo de olvidar las instrucciones del Maestro. Pablo -que sabía mucho de estas cosas- explica, hablando a los corintios, la razón de esa pobreza de medios cuando dice: "Llevamos este tesoro en vasos de barro para que quede claro que este poder extraordinario pertenece a Dios y no viene de nosotros". Dios hace grandes cosas con medios pobres. Si los grandes de este mundo -en cualquiera de los campos en que la grandeza humana es posible- recordaran continuamente que, por muy grande que sea, su poder siempre es efímero y por ello débil, tal vez asistiríamos a un modo de ejercer la autoridad más humano y justo. Pero, desgraciadamente, el riesgo de todo el que sube a la montaña del poder es creer que, por estar alto, pertenece al mundo de los dioses y es más grande que el resto de los mortales...
En cuanto a la hospitalidad que ha de aceptar el evangelizador ¿qué cabe decir en estos tiempos de puertas blindadas y porteros automáticos? En la antigüedad era un valor religioso acoger al forastero, ser solidario con el caminante y ofrecerle comida y cobijo. Hoy hemos optado por desconfiar de todo lo que es diferente y extraño. El evangelizador -aceptando la hospitalidad- propone a los hombres un mundo sin barreras, un estilo de vida con las manos tendidas y abiertas, con ojos que miran a los ojos, es decir, un modo de ser y de vivir construido sobre la fraternidad.
Y luego está el respeto al que no quiere aceptar el mensaje, que no es otra cosa que el reconocimiento de su libertad. En este tiempo de multiplicación de sectas y nuevos movimientos religiosos, conviene no confundir evangelización y proselitismo. La primera es una propuesta desde el respeto; el segundo es un ataque a la dignidad del otro y una amenaza para su libertad. El evangelio de Jesús es un regalo que se ofrece, no una mercancía a la que hay que dar salida. Son tres lecciones válidas para todos los tiempos y especialmente para el nuestro: la fuerza de lo débil, el valor de la acogida y el respeto incondicional al otro.
Francisco Echevarría
LA EVANGELIZACIÓN ¿ACEPTACIÓN O RECHAZO?
Los apóstoles, cuando estuvieron preparados, fueron enviados por Jesús a evangelizar, de dos en dos, para que comunicaran las experiencias que habían vivido a su lado y anunciaran la venida del Reino. En su nombre ayudarían expulsando los demonios y curando las dolencias. También les dio unas normas para viajar y permanecer en los pueblos, ellos regalarían la Palabra y los habitantes los hospedarían.
Pasaron los años y comprobamos que antes y después de Jesús los problemas continúan pero el Señor siempre está a nuestro lado.
El SALMO nos ayuda a comprobarlo: [El Señor nos dará lluvia, y nuestra tierra dará su fruto. La justicia marchará ante él, la salvación seguirá sus pasos.].
¿Respondieron y respondemos bien las personas?
No y por eso recibió Amós, del Señor, el encargo de comunicarles que estaba cansado de su mal comportamiento pues habiendo prosperidad unos pocos vivían en la opulencia y los muchos no tenían qué llevarse a la boca, lo mismo que ocurre ahora.
En la Casa de Dios profetizó lo que recibirían, el sacerdote se lo reprochó y le aconsejó que no lo hiciera allí, en lugar sagrado… ¿Por qué lo hizo?
Porque aún no había comprendido que la preocupación de Dios era solucionar la situación injusta en que vivían los pobres pero sí comunicó a Jeroboán la profecía que Amós hizo sobre él.
Ahora se repiten, en España y el mundo, los mismos atropellos contra las personas, la verdad, la justicia, la libertad o las leyes… ¿Necesitamos que Amós nos recuerde cómo está Dios con lo que hacemos?
No, pero considero que nos faltan Bautistas que denuncien para que los cristianos tomemos posturas eficaces ante los desmanes y que nos sobran los soplones de Jeroboán. Éstos, en el tema de los abusos a menores han levantado la voz, han fijado su postura ante la opinión pública, se han convertido en defensores únicos de las víctimas y han puesto a la Iglesia Española en evidencia para que sea juzgada y condenada anticipadamente… ¿Cómo?
No aceptando el calendario que la CEE tenía programado para aprobar el PRIVA y encumbrando el plan del Defensor del Pueblo porque, según ellos, es el mejor.
Ante estos desmanes, debemos recordar que Pablo afirmó que, por amor del Padre, recibimos la condición de Hijos de Dios; que Jesús sufrió y murió para rescatarnos del pecado y salvarnos y que el Espíritu Santo continuará actuando para que el plan del Padre culmine felizmente.
PONER ACEITE
Los enviados por Jesús ungían con aceite y curaban siguiendo sus indicaciones. Realizan las mismas acciones que el Maestro y su tarea es como una prolongación de este: sus bocas exhortan a la conversión, sus manos curan y con sus palabras liberan a la gente de sus demonios. Llevan a todos el consuelo, la liberación, la reconciliación. Una hermosa misión, la suya, que es también la nuestra hoy y ahora.
Tal vez la hemos tenido un tanto descuidada. No tanto la gente a pie de calle cuanto los dirigentes religiosos, la Iglesia institución, que ha puesto el acento en otras misiones, más glamurosas, tal vez, pero muy poco evangélicas. Seguimos con la impresión de que nuestros pastores dan más importancia al cumplimiento que a recordarnos a todos que nuestra vocación, como cristianos, es ejercer de buenos samaritanos, poner aceite en tantas heridas y cargar sobre nuestros hombros a todo aquel que necesite ser atendido con amor. No así el Papa Francisco, que abunda, una y otra vez, en este modus operandi de los cristianos.
¿Cómo ungir con aceite a nuestro paso por la vida? En primer lugar, hace falta sentirse enviado por Jesús e identificado/a con él. Así se podrán sortear todos los obstáculos que conlleva esta hermosa misión con determinación, resiliencia, constancia y motivación.
También es necesario disponerse a la tarea de ungidores con un estilo de vida sobrio, íntegro y honesto. Porque no la ejercemos en nuestro nombre, sino en el de Jesús; enviados por la Iglesia, nuestra comunidad de fe. No ganamos nada ni a nadie para nosotros, sino para Dios. Así, el desprendimiento llega a su máxima y más genuina expresión.
Y se unge al modo de Jesús: con respeto por el que tenemos delante o al lado, con suavidad, como suave es el aceite; con compasión y misericordia y, no obstante, reconociendo y, si es caso, devolviendo la dignidad a cada persona.
DOMINGO 15 T.O.* B * 14.07.2024 EVANGELIZAR, COMO…..
Quisiera empezar esta reflexión con una anécdota de hace años, 2006, en Lourdes, se celebraba el Encuentro Internacional de Los Equipos de Nuestra Señora y en el hotelito que nos asignaron, coincidimos con un grupo de sudamericanos y entre ellos un sacerdote español que estaba en los suburbios de Asunción en Paraguay, se llamaba Leoncio, tenía ochenta años y una mentalidad cristiana de veinte, pues la frescura de sus palabras cuando nos reuníamos era de tal calibre que nos asombraba y un día le pregunté cómo se valía allá, de qué medios y me dijo “no tengo nada y no sabes tú los milagros que hago con la pensión que recibo de España”. Dios lo tenga consigo, pues por su edad, es lo propio.
Este prologo largo viene a cuento del evangelio de hoy, pues se nos relata en Marcos el envío de los apóstoles a predicar la conversión, expulsar demonios y curar enfermos, en definitiva el Reino de Dios y les dice cómo han de ir, la austeridad de medios y la confianza en la atención, “”nada más””, lo importante no son los medios sino lo que damos y lo damos por que lo vivimos, lo damos porque lo recibimos cada día, en esa oración de intimidad y misterio con nuestro Padre:ese era Leoncio, un hombre lleno de Dios, donde los años no cuentan, cuenta la - nuestra vida en Cristo.
Por ello se nos presenta la ocasión de ver cual es nuestra evangelización, pues todos tenemos, por nuestro bautismo, ese proyecto de vida, vivir la Vida de Jesús y dar la Vida de Jesús, no podemos guardar con naftalina el tesoro recibido, los talentos puestos a nuestra disposición, la sal y la luz, ese programa de las Bienaventuranzas y cuanto conllevan….. todos los evangelios que cada día se nos da junto con su cuerpo y sangre, como Pan de Vida.
“Se fueron y predicaban….” Los apóstoles no eran hombres de letras, pues salvo Meto que era recaudador, de los demás nada especial se dice, salvo que gran parte de ellos eran simples pescadores y sin embargo allá que fueron ….. a predicar.
Cuántas veces hemos dicho que nos da vergüenza hablar, leer en las celebraciones, cuántas veces nos hemos excusado en los años, unas veces por pocos y otras por muchos, cuántas veces decimos que no servimos para tal o cual cosa y siempre la vida nos da un modo, una manera de evangelizar, de dar a conocer a Jesús y no tenemos más que mirar a nuestros santos, Santa Teresa del Niño Jesús, monja de clausura y proclamada Patrona de las Misiones: dónde estuvo ella, en qué Misión, en qué país, qué dijo, qué hacía…. Pues estar en un convento rezando y ofreciendo su vida por aquellos que la daban lejos y quizás no tuvieran tiempo ni de rezar.
Pues veámonos en su ejemplo, y para empezar y seguir, rezar, orar y demos nuestro testimonio de fe coherente y valiente, haciendo ver nuestros criterios cristianos ante las vicisitudes de la vida, pues como se nos dice al final del evangelio de Lucas “vosotros sois testigos de todas estas cosas”
La segunda lectura nos da nuestro origen… somos sus hijos…. nos dio todo en Cristo Jesús, porqué guardarlo… porqué esconderlo: qué grandeza de vida se nos ha dado y qué poca cuenta hacemos de todo ello en nosotros y en los demás, nuestros hermanos: leamos la carta de Pablo a los Efesios y veremos el amor de Dios derramado a manos llenas para …… todos.
Recemos con el salmista: muéstranos,Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ayúdanos a decir ¡AMEN!
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