DOMINGO-18B

sábado, 27 de julio de 2024
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5 comentarios:

Paco Echevarría at: 27 julio, 2024 09:09 dijo...

EL AMOR COMO ALIMENTO (Jn 6, 24-35)

Seguimos leyendo -y seguiremos haciéndolo varios domingos más- el evangelio de san Juan. Ahora nos adentramos en el discurso de Cafarnaúm. Jesús se había quitado de en medio al ver que la gente quería hacerlo rey -no había venido en busca de poderes terrenales-. Pero el pueblo insiste hasta que lo encuentra. Tiene lugar entonces un diálogo que -como todos los de Juan- nos desconcierta porque da la sensación de que van por un lado las preguntas y por otro las respuestas. Para entender en algo de qué va la cosa, hay que tener en cuenta algunas claves.

Hay en el ser humano un conjunto de necesidades materiales que miran a la supervivencia. Jesús lo sabe -por eso hizo el milagro de los panes y los peces-. Y hay necesidades profundas, del espíritu. El peligro es ignorar éstas o pensar que pueden ser satisfechas del mismo modo que las primeras. En el primer caso se cae en el materialismo; en el segundo, en el hedonismo. Jesús advierte: "¡Buscad lo que puede daros la vida verdadera!". En nuestro mundo y en nuestro tiempo resulta chocante hablar de estas cosas porque hemos creado una cultura y un sistema de vida centrado en la satisfacción de las necesidades materiales -la cultura del bienestar-. Pero ya va siendo hora de que revisemos el camino recorrido. ¿Realmente el progreso material nos ha hecho más felices? En otro lugar -hablando con la samaritana- Jesús viene a decirle: "Llevas la vida entera bebiendo en pozos sin calmar tu sed. ¿Por qué no buscas en tu interior?". Buscar la felicidad en las cosas materiales es como echar agua en un pozo: al poco tiempo se ha ido por las profundidades. Sólo el que descubre el manantial deja de buscar incansablemente y logra ser feliz él y los que le rodean.

Cuando se hace una propuesta de este tipo, surge la inquietud, la inseguridad -que es condición propia del ser humano-. Por eso la gente pregunta a Jesús: "¿Cómo sabremos que tienes razón?". Es la pregunta del miedo: ¿Y si renuncio al pozo y no encuentro la fuente? ¿Cómo puedo saber que seré realmente feliz de la manera que tú dices? La respuesta de Jesús es un reto: "¡Tendrás que creerme y arriesgar! De todas formas, mira hacia el pasado: Dios alimentó a tus padres en el desierto, pero aquello era nada en comparación con el alimento que yo te propongo". Luego hace abiertamente el anuncio: "¡Yo soy el pan que da la vida verdadera!". Está hablando de su entrega y hace -de esa forma- de la entrega el camino mejor para ser feliz. Una vez más el evangelio insiste: frente a la ambición, la generosidad; frente a la posesión, el amor. Hemos oído esto tantas veces que ya no nos dice nada. Pero es que -para el cuarto evangelista- Dios es amor y el hombre -hecho a su imagen- sólo encuentra su identidad y el sentido de su vida en el amor. Todo lo que no sea construir sobre él es error y produce vacío.

Francisco Echevarría

Maite at: 30 julio, 2024 18:26 dijo...

PAN DEL CIELO
Expresiones como “pan del cielo” y “pan de ángeles” están tomadas de la Biblia, qué duda cabe. Pero, descripciones como estas nos han llevado a una vivencia de la Eucaristía intimista, porque nuestras palabras reflejan fielmente la imagen y el concepto que tenemos de las cosas. Muchos de los místicos se mueven, además, en esta órbita cuando hablan de sus experiencias eucarísticas como el encuentro más profundo con el Esposo Cristo. Y no está mal; es bueno y bello pero, quien no tiene la vivencia integral que tienen ellos, que unen de forma indisoluble experiencia interior y compromiso radical en el seguimiento de Jesús, puede servirse muy bien de la Eucaristía como comodín para un cristianismo que solo da seguridad y tranquiliza las conciencias.
Se llega también a separar la comunión sacramental del resto de la Eucaristía. Se privatiza y ensalza por demás ese momento y se banaliza la escucha de la Palabra, que deja de interpelar, agitar conciencias y alimentar, ella también.
Jesús corrige a sus contemporáneos cuando citan la Escritura: no es Moisés quien dio el maná al pueblo en el desierto, sino el Padre. Y sus palabras son claras cuando se refiere a sí mismo como el pan de vida: hay que ir a él y creer en él.
Este domingo es Pablo quien ilustra en qué consiste el seguimiento y la fe en Jesús. Quien se alimenta de él no puede andar ya como los paganos, como los que no creen. Alimentarse de Jesús nos asimila a él. Hay que escucharle y aprender de él. Hay que despojarse de lo viejo en nosotros, todo apego al ego, y renovarse en la mente y en el espíritu, es decir, cambiar de dioses. Dejar de serlo nosotros para dar culto solo al Padre, y verlo en los hermanos. Hay que revestirse de la nueva condición humana a imagen de Dios, hijos verdaderos que, como espejos, reflejan a su Padre; como Jesús, su imagen más perfecta y acabada.

Anónimo at: 30 julio, 2024 18:33 dijo...

DOMINGO 18 T. O.* B * 04.08.2024 SEGUIMIENTO Y SU ENTREGA TOTAL


El evangelio nos relata como fue el seguimiento de Jesús de aquella gente que iban tras él, seguimiento que tuvo sus sombras, el interés, y sus claroscuros, querían hacer las obras del Padre pero ante la respuesta de Jesús, piden señales, como sus padres en el desierto y es Jesús quien manifestando que el verdadero pan del cielo viene del Padre, vuelven a pedir de ese pan porque -puro interés- no volverán a tener hambre y Jesús se entrega: Yo soy el pan de la vida.

Este pasaje, primera entrega del capítulo seis de Juan que veremos en varias semanas, a mi qué me dice, me interpela sobre mi seguimiento de Jesús, tengo esos claroscuros, esos altibajos, soy interesado, pido señales que le avalen….. como es mi seguimiento, mi fe en el enviado, en Jesús resucitado, busco la voluntad de Dios en la Palabra, la celebro en la Eucaristía, la paladeo en la oración, en la intimidad con el Amigo, como dice alguna estampa, el que no falla……?

Señor, soy un pobre hombre, lleno de fragilidades, de debilidades, y puede que ante el Misterio me olvide de Ti y pida lo que no debo, haga lo que no quiero y sean mis fallos mi constante, una constante falta de fe, confianza, entrega, reunión y vida contigo a lo largo de las horas de cada día.

Señor, al final del relato, como no podía ser de otra manera, Tu se nos da, te entregas, “”Yo soy el pan de la vida: el que acude a mi no pasará hambre, el que cree en mi no pasará nunca sed””

Ahí estas Tu, Señor, esperándome con las manos abiertas y el corazón no menos, para saciarme con tu Vida, con tu Palabra, tu Cuerpo y Sangre, perdoname, no te conozco y pido explicaciones: como Job, “hablé sin inteligencia de cosas que no conocía…...superiores a mi”: puede ser y sin duda lo es, pues quien soy yo?

Gracias, Señor, ayudarme a ver en el Pan y en el Vino, el misterio de tu Cuerpo y tu Sangre y que su “recepción no sea para mi motivo de juicio y condenación, antes bien por tu piedad y misericordia, sea para mí salud para el alma y el cuerpo”, como reza el sacerdote en la celebración eucarística.

Hazme un hombre nuevo, como nos dice el apóstol Pablo, “revestios del hombre nuevo”, para que humilde y pobre acuda a tus manos y tu corazón y juntos, ir al Padre.

Recemos con el salmo, los hizo entrar por las santas fronteras hasta el monte que su diestra había adquirido.

Santa maría, Madre de Dios y Madre nuestra, enseñanos a decir ¡AMEN!

Anónimo at: 30 julio, 2024 18:35 dijo...

P.D. La anterior reflexi.ón es de juan antonio

Paco Pérez at: 31 julio, 2024 09:21 dijo...

LO EFÍMERO, DESVÍA. JESÚS, RECONDUCE
El comportamiento suele mostrarnos si las personas están o no felices con su situación personal, ocurrió cuando el pueblo de Dios vivía en Egipto. Allí sufrían por la injusticia de vivir deportados y esclavizados, los liberó el Señor y fueron felices pero sufrieron de nuevo en el desierto porque tenían pocos alimentos. Esta realidad los llevó a protestar a Moisés y Aarón, lo hicieron por lo efímero, pero… ¿Valoraron cómo habían abandonado Egipto y recuperado su libertad?
No, pero Dios los perdonó, no los abandonó y les dio de comer pero les puso una norma estricta: Cada mañana cogerían lo que necesitaran, no más. Así les enseñó, y nos enseña, el camino: Acumular es innecesario y egoísta.
En nuestras relaciones con Dios siempre caemos por lo mismo, no tener fe y confianza en Él.
Pasaron los años y seguimos sin quitarnos la venda que nos impide apartarnos de la materialidad y el egoísmo, lo que nos impide ver cómo actúa el Padre con las personas.
Con el MANÁ se nos mostró la mano bondadosa de Dios, la que nos da “el pan nuestro de cada día”, un regaló para todas las personas pero no pensamos así porque, cuando le hacemos alguna petición la acompañamos de ofrendas para que nos conceda nuestra necesidad… ¿Somos correctos o egoístas?
Muy egoístas porque tratamos a Dios en términos comerciales, te pago y me das, alejándonos así de su propuesta.
Jesús dio de comer a la multitud y, cuando no lo encontraron, fueron tras Él y le mostraron su preocupación. Él los acusó de buscarlo porque comieron y eso era egoísmo pues él los había empujado a moverse por el materialismo del sustento, lo que es efímero, en cambio sí debían moverse por las cosas que siempre perduran, las que guardan relación con Dios, las que Él les había comunicado y que ellos aún no habían entendido.
Pablo aconsejaba no vivir como los paganos, con el pensamiento vacío de contenidos, sino recordando que el verdadero camino lo enseñó Jesús con su vida práctica y que para abrazar sus enseñanzas antes debíamos despojarnos de los viejos hábitos pues así nacería en nosotros la persona nueva, lo que Dios desea que hagamos.