DOMINGO-17B

sábado, 20 de julio de 2024
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3 comentarios:

Paco Echevarría at: 20 julio, 2024 09:00 dijo...

DE LO POCO Y DE LO MUCHO (Jn 6,1-15)

Juan reaparece este domingo para contarnos el milagro del pan y de los peces. Y lo hace con el estilo que le es propio: lleno de evocaciones y resonancias del Antiguo Testamento. Primero nos muestra la incapacidad de los discípulos para satisfacer la necesidad de la gente -cinco panes y dos peces es mucho para uno, pero poco para muchos-. Luego nos dice que eran cinco mil hombres -cincuenta era el número de las hermandades de profetas: el grupo de los discípulos será un pueblo de profetas-. Y añade que había hierba en el lugar -el Buen Pastor va a alimentar a su rebaño-. El mensaje es evidente: Jesús toma en sus manos la generosidad humana y multiplica por mil su eficacia de modo que los dones del Reino sacien tanto al antiguo como al nuevo pueblo de Dios. La generosidad de los hombres sólo es un signo de la infinita generosidad del Creador.

A la luz de este relato es inevitable pensar en nuestro mundo donde la abundancia de unos contrasta escandalosamente con la escasez de otros, pues, hay pocos que tienen mucho y muchos que tienen poco. En el relato, el joven del milagro renunció a lo suyo y así pudo comer él y todos los demás. Si hubiera pensado que más vale un estómago lleno que cinco mil vacíos, no hubiera habido milagro. El evangelista advierte que Jesús -sólo él- sabía lo que iba a pasar. El joven no midió las consecuencias de su gesto: fue generoso, sin más. Tal vez pensó que no era justo tener de sobra mientras los demás estaban desfallecidos. Tal vez sólo pretendió ser solidario en la necesidad. Jesús da la vuelta a la situación y hace ver que lo que parece pérdida no es sino el principio de una gran abundancia, como la muerte del grano no es acabamiento, sino comienzo de la espiga.

Es penoso que, después de tanto tiempo -casi dos mil años- aún no hayamos entendido la lección y mientras una parte del mundo se muere de hambre, otra hace regímenes de adelgazamiento. En la etapa del desierto Israel aprendió que sólo es necesario lo suficiente y que es inútil -y signo de ambición- acumular. El maná que se guardaba, se pudría. ¿Qué pasaría si un día el mundo fuera un desierto y la humanidad un solo pueblo en el que fuera inútil guardar nada para luego? ¿Para qué serviría la ambición o la competencia? En los primeros siglos los Santos Padres así lo entendieron. Creo que fue el Crisóstomo quien dijo a los cristianos -a los de entonces y a los de ahora- que la ropa que se apolilla en el armario es del que tiene frio y la comida que se pudre en la alacena es del que tiene hambre. Bien sabían entonces que sólo la renuncia hace posible la posesión; que las necesidades de los hombres son más importantes que la posesión de las cosas; y que ser es más hermoso y gozoso que poseer.

FRANCISCO ECHEVARRÍA

Paco Pérez at: 22 julio, 2024 18:39 dijo...

EL AMOR AL PRÓJIMO PRIMERO. LAS NORMAS DESPUÉS
Eliseo dirigía la comunidad creyente, conocía los problemas de las personas y por eso dio aquella orden al señor que acudió a cumplir con la norma religiosa de las primicias. Lo hizo porque, en determinados momentos de nuestra vida, debemos decidir qué acciones son prioritarias y cuáles no. Eliseo lo hizo y eligió la correcta, dio de comer a los hambrientos y no cumplió la norma. El acierto de su decisión quedó probado con la ayuda invisible que recibió de Dios, con pocos panes comieron muchos.
El SALMO confirma la decisión acertada de Eliseo:
[El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas sus acciones; cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente.].
¿Podemos interpretar como una enseñanza sobre la evolución que debemos dar a nuestros cumplimientos católicos caducos el aparcar las normas humanas y las tradiciones, porque hoy también las hemos convertido en leyes de obligado cumplimiento, para dar prioridad a las sencillas enseñanzas que Jesús concretó en DOS: AMAR a Dios y al prójimo…?
Pasaron los años y Jesús, como Eliseo, también dio de comer a las personas que lo seguían atraídas por la esperanza que despertaba en ellas al hablarles y curarlas. Así confirmó, de manera práctica, qué era lo esencial y se mostraba en su doble condición de hombre y Dios. Como hombre se compadecía de los hombres que tenían necesidades, y les ayudaba. Como Dios enseñándoles que debían tener confianza en el Padre, lo que sólo se consigue si tenemos fe verdadera.
Las personas tuvieron claro que era el Mesías esperado pero Él se alejaba de ellas, un comportamiento totalmente contrario al nuestro, porque huía de los aplausos populares… ¿Qué hacemos las personas?
Lo contrario, movemos los hilos de la marioneta con la magia invisible de la mentira para que perciban, durante la función, quienes les regalan las ayudas que reciben para que se lo reconozcan eternamente y puedan seguir sentadas en el sillón mientras mueven los hilos sin obstáculos.
Pablo dijo que para seguir al Señor hay que trabajar atrapados por su mensaje y caminar, desde la vocación que elijamos, empujados por el amor a Dios y al prójimo con espíritu de unidad, desinterés, justicia y bondad. Lo lograremos si no olvidamos que hay un Dios, un Espíritu, una fe y un bautismo. Así podremos tener la esperanza de ser acogidos por Él.

juan antonio at: 23 julio, 2024 08:42 dijo...

DOMINGO 17 T. O.* B * 28.07.2024 DE LO POCO…... SIEMPRE SOBRA

Hay un dicho que dice, “en la casa del pobre siempre sobra” bien porque el caldo sea más aguado o porque los comensales coman menos para que llegue a todos, pero…. “siempre sobra”

Haced la prueba.

Esto fue lo que le sucedió a Jesús
Jesús está sentado en el monte con los discípulos, la gente le sigue a pesar de ser la fiesta de la Pascua y Jesús pregunta cómo resolver el hambre de aquella gente que le vienen siguiendo.

La solución no viene ni de Felipe que no alcanza a calcular el dinero necesario ni de Andrés que a pesar de manifestar la presencia del muchacho, dice que es insuficiente, es decir la colaboración no viene de los mayores, sino de un muchacho que tiene cinco panes y dos peces, que seguramente tenía para hacer negocio entre la concurrencia, pero lo da todo:

¡Qué alegría la del que da!

Y Jesús sigue con lo ya concebido --pues él sabía lo que iba a hacer- : toma los panes, dio gracias y fue repartiéndolo entre la gente: Jesús sirve, se pone a disposición de todos, no pregunta, no interroga, no quiere saber porque están allí, solamente sabe de una necesidad y la resuelve.

Y como en la casa del pobre, sobró doce canasto y con la misma actitud de los pobres “que no se pierda nada” ordena la recogida de las sobras.

Esta es la parte principal del relato y tenemos que ver qué mensaje nos da, qué nos dice, qué me dice a mi como seguidor suyo:

Jesús atraía a la muchedumbre, muchedumbre que deja las obligaciones de todo judío y le sigue, no sólo por los milagros, pues no todos iban a estar enfermos, sino por la enseñanza, por su palabra, pues enseña de lo que lleva en el corazón, el Reino del Padre y lo enseña “con autoridad”, es decir conociendo lo que dice y conociendo a los que se lo dice, no es un mero recitador, es un comunicador de Dios, uno que habla de Dios conociéndole y ello me lleva a interrogarme, cómo hablo de Dios, si es que hablo, qué digo de Dios, de su Palabra, qué razón doy de la fe que digo tener, soy de verdad testigo de todo ello?

Jesús quiere que participemos en la realización del Reino, en actitud positiva, al menos, no dando excusas ni pretextos, sino dando un paso al frente en la acción social de la Iglesia en la atención de los necesitados, pues muchos tienen hambre, sed, son sin papeles, desnudos, enfermos o están presos, o….. ¡cuantas circunstancias nos da la vida!.

Y Jesús tomó aquellos panes, dio gracias y los repartió a cada uno: yo no podré hacer milagros pero sí tener mi mano tendida, hacerme prójimo de un vecino, un amigo, un desconocido, por ejemplo cuantos buenos días damos a los que no conocemos…., hemos dicho palabras de aliento a una persona mayor, te has parado con los que no quiere pararte, a uno que pide le has contestado al menos, en definitiva, te has dado? Ahí estaba Jesús como vimos la semana pasada, iba a reunirse con los discípulos y … tuvo que ponerse “a enseñarles con calma”, las prioridades no son nuestras prioridades, son las de los demás, las del Padre Bueno.

Procedamos como nos dice el apóstol Pablo “”os pido que caminéis de una manera digna de la vocación que habéis recibido”” y cada uno hagamos nuestro discernimiento para vivir en la dignidad que se nos ha concedido, que es muy grande, ¡ser hijos de Dios!.

Recemos con el salmista:
Los ojos de todos te están aguardando, // tú le das la comida a su tiempo.

Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ayúdanos a decir ¡AMEN!