DOM14-C

sábado, 25 de junio de 2022
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5 comentarios:

Paco Echevarría at: 25 junio, 2022 09:19 dijo...

PORTADORES DE PAZ (Lc 10,1-12.17-20)

Dijo Pablo VI que la Iglesia existe para evangelizar y que la evangelización constituye su identidad más profunda. Esto significa que no tiene otra misión que la de anunciar el evangelio. Pero esto, como todo, está sujeto a la tentación de buscar la eficacia a cualquier precio. Jesús, cuando instruye a sus enviados, les dice cómo hay que realizar la tarea. Ante todo deben contar con que el medio es hostil: van como corderos en medio de lobos. El evangelio es ciertamente un mensaje hermoso y positivo, pero pensar que el mundo de hoy lo va a aceptar entusiasmado es una ingenuidad. El pensamiento y los valores que predominan en nuestro mundo son, en gran parte, contrarios al pensamiento y los valores propuestos por Jesucristo.

Sería un mal servicio disimular las exigencias para hacerlos más llevaderos.
La segunda exigencia del mensajero es la pobreza. No deben llevar ni siquiera lo indispensable: viandas para el camino, algo de dinero en la faja y unas sandalias de repuesto. La única riqueza de que disfrutan es el anuncio que han de hacer. Viene a decir con ello el Maestro que la riqueza de medios, con frecuencia, oculta el valor del mensaje. Es la tentación de trabajar por los intereses de Dios utilizando medios o métodos que a Dios no le van. No vale cualquier medio para conseguir el fin que se pretende por muy legítimo que sea.

Lo tercero que les advierte es que la tarea no debe ser demorada. El ritual del saludo oriental era muy complicado y exigía mucho tiempo. No deben pararse a saludar porque eso significaría retrasar demasiado el anuncio. La palabra debe ser anunciada ya. San Pablo dirá más tarde que hay que predicar a tiempo y a destiempo, con ocasión y sin ella. Viene a decir lo mismo. La Iglesia no puede esperar a que los vientos sean favorables para proclamar un mensaje que le ha sido encomendado para darlo y que no le pertenece.

Al llegar a un lugar han de entregar el mayor de los dones –la paz– y aceptar sin reticencias la hospitalidad que le ofrezcan. No deben cambiar de casa porque eso significaría que no les gusta lo que le ofrecen. Es cierto que el que trabaja por el evangelio necesita sustento y –como el obrero– merece un salario. Pero no está allí por el salario. Los medios económicos en la Iglesia son sólo medios. Nunca pueden ser un fin. Lo cual cuestiona no poco el uso que hacemos de ellos. Y deben, además, curar a los enfermos. El mensajero del evangelio tiene que ser sensible al sufrimiento humano si quiere poner su semilla en el corazón de los hombres.

Cuando reúnan estos requisitos, estarán en condiciones de anunciar que el Reino de Dios está cerca. Pero, aún así, pueden fracasar.

juan antonio at: 30 junio, 2022 18:44 dijo...

La semana pasada veíamos la llamada y ofrecimiento y las condiciones que el maestro daba a los seguidores, no a la violencia y sí a una profunda entrega total y plena.
Esta semana es el envío, nos manda a llevar la buena noticia, la cercanía de Dios a la humanidad y como no puede ser, nos da las pautas a seguir, qué y como debemos de hacer esta evangelización:
--Hay que ponerse en camino, pues como también decía la semana pasada, somos itinerantes, no somos personas pasivas, sino dispuestas y en disposición de empezar siempre y en cualquier momento.
--De dos en dos, pues Jesús siempre va buscando la comunidad, somos plural no individuos aislados y como ya dije en otra ocasión, nos salvamos o no “en racimo”.
--Lo único que tienen que decir es que el Reino de Dios, --su Amor- está cerca y esto más con la vida que con las palabras.
Predicar el reino que es Dios, es hacer ver a cada ser humano que Dios es algo cercano, que está tan cerca, que es lo más hondo de su propio ser, que no tiene que ir a buscarlo a ningún sitio raro, ni al templo ni a las religiones ni a las doctrinas ni a los ritos ni al cumplimien­to de la norma.
Dios es (está) en ti.
Descúbrelo y lo tendrás todo...
--Deben ser pobres, pues no deben de llevar nada más que el mensaje y no estarán exentos de dificultades, circunstancias éstas que caracterizarán al discípulo, al cristiano toda la vida.
--Deben ser humildes, ponerse al nivel del otro, de los otros, nunca ser más que nadie, al revés, ser igual al otro.
--Tenemos que tener urgencias en nuestra evangelización, dejar lo secundario e ir a lo esencial, pero con prontitud.
--Y llevad la paz y la sanación a todos, “ dad gratis lo que gratis habéis recibido” y lo que debemos dar, siempre dar, siempre generoso, siempre la gratuidad en nuestra actuación como discípulo de Jesús-
Les hace un ruego, la mies es mucha y los obreros pocos, pedid obreros, esto fue ayer y es hoy y será siempre, porque el seguimiento fiel y comprometido, como Él nos dice, es duro, vais, vamos como oveja entre lobos y no todos los llamados siguen la llamada, por lo que es, debe ser tema de nuestra oración diaria, pedir pastores para la viña del Señor, entregados de corazón a la labor de “cura de almas”.
Tú, yo, nosotros que decimos que no servimos, hagamos como nos dice el salmista
“Fieles de Dios, venid a escuchar, os contaré lo que ha hecho conmigo”
¿De verdad que no tenemos nada qué contar o no miramos nuestra vida y todo lo Dios ha hecho con nosotros?, pues cuéntalo, cuenta tu vida, los dones derramados por Dios contigo y serás un estupendo evangelizador: no estudies, no leas, mirate y da testimonio con tu vida, con sus luces y sus sombras.
Santa Maria, Madre de Dios y Madre nuestra, enseñanos a decir ¿AMEN!

juan antonio at: 30 junio, 2022 18:57 dijo...

P..D. De verdad que a pesar de los años que vengo publicando estas humildes reflexiones, no se haya incrementado el número de cristianos que tenga algo que decirnos, algo que compartir, desde siempre somos un sacerdote, una mujer y un servidor, y algunas veces lo hacía un sacerdote, ya fallecido, pero nada más.
Me pregunto si ese “”leer mas”” llegan a abrirlo o no lo reciben y naturalmente no saben que pueden expresarse, sin sabiduría, sino con el corazón el la mano y el perdón en la boca por las veces que no hemos correspondido al amor de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.
Que la vergüenza no nos retraiga de hacerlo, ni nuestra pobre sabiduría nos entorpezca, sea el corazón abierto el que semana a semana compartamos con la Palabra y llegar al Pan partido y compartido, Palabra y Gesto, como la hoja nos hacía ver semanas atrás.
Animaros y en estas páginas nos encontraremos, sea para rebatir lo que digo, como ya ha pasado, sea para expresar el parecer de cada cual.
Saludos

Maite at: 01 julio, 2022 16:15 dijo...

El evangelio de este domingo nos recuerda que estamos llamados a la misión. Las palabras de Jesús: “Poneos en camino”, son tan apremiantes hoy, aquí y ahora como en aquellos días. También las que ponen de relieve que “la mies es abundante y los obreros pocos”. Para anunciar y hacer presente el reino de Dios no hacen falta cualidades extraordinarias, pero sí pasión por él y por Jesús. Salir y ponerse en camino, aunque sea hasta la vuelta de la esquina o en la propia vivienda, exige vivir la dinámica de la entrega y el servicio a los demás; el olvido de sí.

Solo desde ahí podremos reflejar, aunque sea débilmente, la imagen de un Dios que trae la paz, el consuelo, la ternura de una madre que acaricia a su pequeño en sus rodillas. Solo desde ahí podremos contar a todos, porque no tendremos más remedio, lo que Dios ha hecho con nosotros, que hemos sido testigos de sus obras de amor y misericordia.

Solo desde nuestra condición de nuevas criaturas, al decir de Pablo, podremos cantar y contar, desde una Iglesia en salida, que no teme mancharse ni herirse por el camino, las maravillas de Dios y hasta dónde llega su amor por cada persona. Entonces seremos evangelizadores.

Anónimo at: 02 julio, 2022 22:36 dijo...

Tener fe es saber que nuestro nombre está escrito en el firmamento y que Él no dejará que se pierda ninguno de los que le encomendaron. Y con esa certeza de sabernos amados, actuar nuestra propia vida respondiendo a esa llamada en las pequeñas cosas de cada dia: tan sencillas como pueden ser pasar tiempo con quien lo necesita, hacer más fácil el camino de vuelta a casa de alguien o quizás participar en la Eucaristía o la oración. En definitiva, es salir de nosotros mismos y confiar en Dios, que sabe lo que necesitamos para el Camino. Y que hará que nuestros pequeños gestos se multipliquen con creces en los demás. No nos hace falta nada más, sólo llevarlo a Él como modelo de vida. Pero nada de esto será posible si no escuchamos su llamada y lo que nos quiere decir, en el silencio de la Oración de cada día. Ahí encontraremos la verdadera Vida, y acompañados por el Espíritu que siempre suma, podremos decir con seguridad que no estamos solos y que para nosotros, 1+1 nunca fueron 2 , sino Tres.😊